jueves, noviembre 02, 2006

OAXACA



...¿Qué sigue? Nadie está seguro. Es como si la luz atravesara el cristal. O bien lo quema o bien pasa a través de él. Lo que está claro es que esto es más que una huelga, más que la expulsión de un gobernador, más que un bloqueo, que la unión de diferentes elementos. Es una revuelta popular genuina. Y luego de décadas del priísmo gobernando mediante el soborno, el fraude y las balas, la gente está cansada. Llaman a ese partido la tiranía, y está dispuesta a destruir ese autoritarismo.

En la calle se puede escuchar el murmullo de la selva lacandona. En las esquinas la gente decidiendo permanecer junta. Uno les ve las caras: indígenas, mujeres, niños, tan bravos y alertas en la noche, orgullosos y resueltos.

Regresé caminando de la barricada donde me encontré con Alejandro, junto con un grupo de seguidores del movimiento, que vinieron de un distrito lejano, a media hora de camino. Iba hacia la morgue con un grupo enfurecido. Entramos y vimos al propio Alejandro. No había visto muchos cuerpos en mi vida. Tremenda sensación. En la esquina, una pila de cuerpos, casi todos los que han muerto, sin refrigeración. Y el olor. Tuvieron que abrirle el cráneo para extraerle la bala. Regresamos caminando todos juntos.

Y ahora Alejandro se mantiene a la espera en el zócalo, como los demás en los otros plantones. Espera una tregua, un cambio, un avance, una salida. Una solución. Esperando que la tierra cambie y se abra. En espera de noviembre, cuando pueda sentarse con sus seres queridos, el Día de Muertos, y compartir comida y bebida y cantar. Esperando que la plaza se le venga encima y arda. Sólo espera hasta la mañana, pero esta noche espera que el gobernador y su entorno se vayan para nunca regresar.

Una muerte más, otro mártir en esta guerra sucia, otro momento para llorar y lastimarse, otra oportunidad de conocer el poder y su horrible cabeza, otra bala rasga la noche, otra más en las barricadas. Alguien mantiene las fogatas. Otros se envuelven y duermen. Pero todos están con él mientras descansa, una última noche, bajo su mirada.

(Esta es la última información enviada a Indymedia por el camarógrafo y reportero estadunidense Bradley Roland Will, antes de ser asesinado a tiros por efectivos paramilitares asociados a las autoridades oaxaqueñas. El estilo y la redacción fueron respetados)

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