jueves, noviembre 02, 2006

VENEZUELA





A finales del mes de enero del 2006, el puñado de activistas involucrados en lo que se llamó el Foro Social Alternativo de Caracas estábamos tan cansados como orgullosos. Una voz disidente del militarismo, la izquierda momificada y autoritarismos varios había sido escuchada. Y como si fuera poco, esos días compartimos con una serie de personas extraordinarias provenientes de todo el planeta. Una de ellas fue Brad Will, un “gringo” simpático y larguirucho, de Indymedia Nueva York, que cámara en mano estuvo con nosotro/as los últimos días, copiando el video “Nuestro petróleo y otros cuentos” y haciendo un corto periplo a la sierra del Perijá para grabar el testimonio de los indígenas en lucha contra la explotación carbonífera. Antes de tomar su avión, grabamos una conversación que versó sobre sus inicios en el activismo y su propia participación en los sucesos de Seattle, la cual respondió utilizando su mejor repertorio en español. Esta entrevista inédita forma parte de un libro en preparación sobre el movimiento antiglobalización, difundida a propósito del asesinato de Brad por parte de mercenarios a sueldo del Estado mexicano. Que la tierra le sea leve.

Rafael Uzcátegui (Venezuela)

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Un valiente estadounidense militante de la vida que combatió cámara en mano, verdad en mano y poniéndole el pecho al riesgo que implica enfocar el lente para multiplicar la voz de los que son negados, de los que son explotados, masacrados y marginados. Hace casi dos meses, Bradley había viajado a Oaxaca a cubrir la lucha de ese pueblo hermano.

El día que lo mataron, Bradley había enfocado su cámara a las protestas populares que llenan las calles de Oxaca, recogiendo las denuncias y llamados de vecinos, trabajadores, maestros y estudiantes. Cuando los funcionarios del gobierno de Fox comenzaron a atacar a los manifestantes, Brad no apagó su cámara. Enfocó a los sicarios, los buscó con el zoom, trató de ubicar a los que disparaban contra el pueblo, se arrastró debajo de vehículos tratando de encontrar el mejor ángulo, el que te permite ver un poco más. "¿Quién es el que dispara? ¿quién es?", preguntó Will. Una voz le respondió "El de blanco, es el de blanco". La jauría de mercenarios lanzó la segunda arremetida contra los manifestantes y Brad tampoco apagó la cámara, sino que trató de acercarse más. Recibió dos disparos. La cámara quedó encendida, como encendido quedó su ejemplo.

A veces una cámara puede ayudar a salvar vidas. A veces el cobarde mercenario que apunta a las espaldas de un pueblo indefenso, esconde su arma frente a una cámara para no ser retratado. A veces el corresponsal corre la suerte de espantar asesinos, registrar la verdad y salir vivo para contarlo. Seguramente Brad con su cámara contuvo muchas balas ese día. Hasta que lo tuvieron a tiro y le apuntaron directamente al estómago. Dos balas para silenciar una cámara.

Desde Venezuela, lugar de nuestra América donde luchamos por mantener en alto la dignidad y la soberanía como bandera, te decimos Brad: Honor y Gloria, Compañero! te saludamos en homenaje póstumo y te agradecemos el haber bajado de tu país a jugártela en América Latina por darle voz a los que son silenciados.

Ángel Palacios - Documentalista (Venezuela)

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